El placer...
Cuando hablamos de placer, lo asociamos involuntariamente al sexo, cuando en realidad el placer está y es transversal en nuestras vidas. Un rayo de sol sobre nuestra piel, una ráfaga de viento, una caricia piel a piel, saciar la sed, acompañar a quien lo necesite, escuchar con empatía, compartir una puesta de sol, un beso cálido de un niño, el olor de una flor, un abrazo esperado y así todas las cosas y actos que transitamos, tienen su cuota de placer, sólo tenemos que estar abiertos a percibirlo y encarnarlo en nuestro existencia. Hablar de placer es atravesar una necesidad que nos ha generado una tensión corporal que cuando logramos satisfacerla, la aliviamos, y como resultado, nos produce una relajación de dicha tensión y, ese alivio, o ese relax, lo asociamos con placer. El placer está asociado a situaciones de creatividad y crecimiento humano, es por eso, que lo novedoso tiene un carácter de vital importancia en él. Seguiremos hablando del placer…