La confluencia
íntima es la reunión de los centros (mental, físico, emocional y
espiritual) de todas las partes que nos componen, de todos nuestros vehículos, de
los tres Fogones (según la MTC -- medicina tradicional china).
La confluencia íntima con
uno mismo, es la acción de la observación, reconocimiento, la aceptación e
integración de todas las partes que nos componen entendiendo por ello, el
máximo exponencial de nuestra parte física, mental, emocional y espiritual, y
que ninguna predomine sobre las otras, creándonos desequilibrio en lo
cotidiano.
Cuando somos capaces de
poder alinear todos estos centros, estamos transitando por la vida de una
manera más armónica, más equilibrada, más completa.
Con una confluencia
íntima instalada, nos sentiremos más asertivos, más eficaces, eficientes y
amorosos, en plenitud con nuestro actos, ya que en cada momento estaremos actuando, respondiendo, amando, desde
el centro que pertenece “aquí y ahora”.
La confluencia íntima,
nos hace más íntegros, más profundos, más verdaderos con nosotros mismos, y más
sinceros con nuestro entorno.
La búsqueda de la
confluencia íntima es la experiencia que todos estamos persiguiendo, debido a
que, por razones familiares, culturales, sociales e históricas, hemos visto
mermado del desarrollo de uno o más de nuestros centros, potenciando en su
lugar, los otros restantes y desde allí, como autómatas, hemos ido respondiendo
siempre de la misma manera.
Es bastante común, cuando estamos asi,
"decentrados", que pensemos en vez de sentir, actuemos en vez de
escuchar y que sintamos en vez de pensar; y todo es debido al poder que, por
una razón u otra, hemos dado a unos centros, intelectual, emocional, físico y
espiritual, en detrimento de otros.
Transitar por el sendero de reencontrarnos con esa
confluencia íntima es permitir una configuración nueva, actualizando nuestro
sistema, sólo nos asegurará una cosa: ser nosotros mismos y vivir en plenitud.